sábado, 20 de mayo de 2017

Convivencia y conflicto entre pares

TALLERES PARA PADRES 
Convivencia y conflictos entre pares en la escuela. ¿Cuál es el lugar de los padres?
Nos preguntamos acerca de cuáles son los “ingredientes” necesarios para una buena convivencia, cuál es el sentido de las normas y cuál es el lugar de los padres frente a los conflictos de los niños en la escuela. Queremos hacerles llegar sólo algunas de las reflexiones que surgieron como producto del intercambio activo entre los padres que asistieron al encuentro:
*Cuando en la escuela hay reglas claras y definidas, el niño se siente cuidado y conoce las consecuencias de sus actos.
Es necesario mantener y respetar la asimetría adulto/niño. La misma posibilita un marco adecuado y un clima propicio para el aprendizaje. Si los padres sostienen su función frente a sus hijos, los ayudan a internalizar el respeto hacia la autoridad y el reconocimiento de la palabra del adulto.
*    El maestro es un transmisor de valores y a través de esta tarea debería inspirar el respeto de los alumnos, sin ser autoritario.
La falta de armonía dentro del aula es el reflejo de la falta de armonía en la sociedad.
*    A veces se “transfieren” los conflictos entre hermanos a las relaciones entre compañeros dentro de la escuela. Asimismo, el rol y el comportamiento de un niño en la casa y en la escuela, pueden no coincidir.
Hay niños a los que les resulta difícil tolerar ser uno más dentro de un grupo, y requieren de una atención y dedicación exclusiva para poder aprender.
*    A través de los “etiquetamientos”, colocamos los propios aspectos rechazados en otro/s, y así logramos aliviarnos.
Cuando un niño comete una mala acción, es necesario propiciar la reparación de su accionar más que redoblar el castigo que siente por su propia culpa.
*    Es importante dar espacio a que el niño exprese los motivos de sus acciones y tratar de comprender las emociones que subyacen a las mismas. Precipitarnos en “catalogar” o “juzgar” sus comportamientos, obstaculizan una buena comunicación.
Agradecemos mucho el compromiso y la participación de los padres que asistieron a los encuentros, aportando ideas y experiencias personales que enriquecieron el trabajo en grupo
Los invitamos a compartir en familia dos cortometrajes de Pixar, para reflexionar acerca de los conflictos entre pares y la resolución de los mismos.
“For the Birds”: https://www.youtube.com/watch?v=tRS4X-kVQ1M
“The Bridge”: http://vimeo.com/27299211


El niño de 6 y 7 años


Límites Autonomia Autoestima (Click para ver más)

sábado, 17 de octubre de 2015

La relación entre hermanos

Los conflictos entre hermanos: 

¿Cómo intervenir?

Los hermanos son aquellas figuras de apego que comparten experiencias y acontecimientos vitales en un momento similar del desarrollo. La relación entre hermanos permite ir forjando la propia identidad a partir del reconocimiento de las semejanzas y de las diferencias con los pares.
Resulta importante promover que el vínculo entre hermanos se despliegue sin nuestra constante participación. Los ayuda a que aprendan a resolver los conflictos que se plantean entre las necesidades individuales y aquellas que surgen de la pertenencia a un conjunto, al grupo familiar. 

Muchas veces la educación recibida en la familia de origen o la relación con nuestros hermanos, incide en el modo de educar a nuestros hijos y lidiar con sus conflictos. Por ejemplo, ser el hermano mayor o el menor de la familia puede llevarnos a identificarnos o hacer alianza con el hijo que ocupa el mismo lugar que nosotros en la familia.

¿Cómo colaborar para que los hijos tengan una buena relación entre hermanos?

Poner en palabras los sentimientos entre ellos, con expresiones que identifiquen el sentimiento incluyendo las expectativas de un hermano hacia el otro y ofreciendo recursos creativos. Ej: “Uh...se te escucha furioso!! Te gustaría que tu hermano te pida tus rollers antes de agarrarlos...que te parece si escribís un cartel en tu placard que diga “propiedad privada”?”

Frenar las acciones dañinas y mostrar formas adecuadas de descargar sentimientos negativos.


Evitar las comparaciones. Alabar a uno a expensas del otro genera resentimiento.


Intentar dedicarles tiempo y atención por separado y también juntos.

Dejarles un espacio propio como hermanos sin la supervisión constante del adulto.


Respetar y valorar la individualidad y las características de cada uno sin calificar.

No rotular ni identificar a los hijos por sus atributos o dificultades, puede fijar los roles.


Escuchar sus quejas y lo que les preocupa y ayudarlos a que se escuchen y comprendan entre sí.

¿Cómo lidiar con las peleas?

Ayudarlos a que sean ellos quienes resuelvan sus conflictos intentando funcionar como mediador, fomentando la comunicación.

Intentar no ponerse en el lugar de juez: “Siempre abusas de tu hermana menor”, ni de jurado: “me pongo del lado de Diana porque le quitas siempre sus juguetes”, ni de carcelero: “Hasta que no aprendas a compartir con tu hermano tu juego, te vas castigado a tu habitación”.

Frente a una pelea:


*  Empezar por reconocer el enojo mutuo entre ellos
*  Escuchar ambos argumentos con respeto.

*  Mostrar preocupación por la dificultad que presenta el problema
*  Expresar confianza en su capacidad para llegar a un acuerdo mutuo
*  Retirarse del lugar

jueves, 9 de abril de 2015

¿Se puede aprender a ser buenos padres?

  CRIANZA  


La autoexigencia que tienen los padres de ser “perfectos” para sus hijos, muchas veces los lleva a un comportamiento mecánico y poco espontáneo que no los beneficia.


La encuesta realizada por Wonderpanel a 5000 madres en Capital Federal y en el conurbano, arroja como resultado que el 60 % acude a libros en busca de consejos para la crianza de sus hijos. Sin embargo, saber acerca del desarrollo de los niños, no garantiza el éxito en la educación, y mucho menos, un buen vínculo con ellos. Los hijos necesitan vivir con seres humanos que tengan logros y errores y que no estén preocupados por hacer “lo correcto” en función de parámetros externos o de ‘instruirse’. Si los padres desempeñan un papel o un rol, acorde a lo aprendido o al “deber ser”, los hijos los descubrirán cuando los encuentren fuera del escenario y sin maquillaje. (Winnicott)
No es necesario saberlo todo, los niños crecen y se desarrollan aunque no comprendamos lo que les sucede, ya que es parte de su naturaleza. Donald Winnicott (pediatra y psicoanalista), considera que los padres “suficientemente buenos” son los padres reales, más que a los ideales que pueden ser predecibles, coherentes y auténticos ante sus hijos.
Ser buenos padres, no implica evitarle frustraciones a un hijo ni esconderle las debilidades que tenemos. Sin embargo, es habitual la dificultad en poner límites y el esfuerzo por ocultar defectos propios ya que de hacerlo, nuestros hijos podrían vernos como malos.

  • Poder tolerar el enojo que les generan los “NO”, sin ceder a todas sus pretensiones, los ayuda a crecer. El enojo de los hijos suele afectar a las madres al punto de hacerlas sentir angustiadas, deprimidas o culposas. Esto puede llevarlas a retractarse de los límites impuestos para recuperar la aprobación de su hijo y evitar así las confrontaciones. Si esta situación se retroalimenta en el tiempo, puede derivar en hijos que tiranizan a los padres. No son los padres los que deciden las reglas de convivencia, sino los hijos los que a través de berrinches y de reproches, dirigen a la familia entera.
  • Poder reconocer nuestros errores, nos humaniza y los ayuda a aceptar sus propias faltas. Si los padres se ubican en un lugar de “perfectos”, generan una distancia con sus hijos y promueven la idealización. Ej: “mi papá nunca se equivoca, mi mamá hace todo bien”. Esto los lleva a verse imperfectos ante cada falla o equivocación y puede potenciar la autoexigencia. Ej: “A mi no me salen las cosas bien, siempre hago lío, quiero que me salga todo bien como mi papá, pero no lo consigo”. Es más posible imitar o identificarse con padres imperfectos, que tratar de parecerse a padres perfectos.

La paternidad y la maternidad se construyen a lo largo de la vida. El mejor aprendizaje es la experiencia y la elaboración de nuestra propia historia como hijos. Por más que tratemos de instruirnos con libros de educación y de crianza, la relación cotidiana con nuestros hijos nos enfrentará a situaciones infinitas en las cuales será necesario que innovemos. A veces, el haber padecido como niños, nos lleva a repetir el modelo de nuestros padres. Podemos querer “darles lo mejor” e intentar diferenciarnos de lo que criticamos, pero algo nos lleva a repetir modos de relación o de comunicación que nos marcaron de niños. Otras veces, creyendo que nos alejamos del modelo de nuestros padres, buscamos oponernos lo más posible a ellos y terminamos acercándonos más de lo que creemos, ya que “los extremos se tocan”.
Retomando el alto porcentaje de deriva de la encuesta hecha por Wonderpanel en donde en 60 % de las madres dice consultar libros para aprender acerca de cuestiones de crianza, concluimos que la enseñanza tiene límites y riesgos y que “el camino de la maternidad no está trazado, sino que se hace camino al andar”.

Lic. Claudia Yellati y Lic. Ruth Wicnudel.